Prólogo
Yo
por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oí
das
ni vistas,
vengan
a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido,
pues
podría
ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no
ahondaren
tanto los deleite; y a este propósito dice Plinio que no hay libro,
por
malo
q
ue
sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no
son
todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y así
vemos
cosas
tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto, para
ninguna
cosa
se debría romper ni echar
a
mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos
se
comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar della
algún
fruto;
porque si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues
no se hace
sin
trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser
recompensados,
no con dineros, mas
con
que vean y lean sus obras, y si hay de que, se las alaben; y a este
propósito
dice
Tulio: “La honra cría las artes.” ¿Quien piensa que el soldado
que es primero
del
escala, tiene más aborrecido el vivir? No, por cier
to;
mas el deseo de alabanza
le
hace ponerse en peligro; y así, en las artes y letras es lo mesmo.
Predica muy
bien
el presentado, y es hombre que desea mucho el provecho de las animas;
mas
pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: “¡Oh, qué
maravi
llosamente
lo ha hecho vuestra reverencia!” Justo muy ruinmente el señor
don
Fulano, y dio el sayete de armas al truhán, porque le loaba de haber
llevado
muy
buenas lanzas. ¿Qué hiciera si fuera verdad?
Y
todo va desta manera: que confesando yo no ser mas
santo
que mis vecinos,
desta
nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesara que hayan
parte y
se
huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallaren, y vean
que vive un
hombre
con tantas fortunas, peligros y adversidades.
Suplico
a Vuest
ra
Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera
más
rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues V.M. escribe se le
escriba y
relate
el caso por muy extenso, parecióme no tomalle por el medio, sino por
el
principio,
porque se tenga enter
a
noticia de mi persona, y también porque
consideren
los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues
Fortuna
fue con ellos parcial, y cuanto más hicieron los que, siéndoles
contraria,
con
fuerza y maña remando, salieron a buen puerto.